Reseña: Los raíles del crimen (1965)

Muchas de las mejores películas de la historia del cine parten de un libro, un buen libro en muchas ocasiones y que, el guión, mejora incluso para la pantalla. Otras veces, la adaptación cinematográfica no está a la altura del texto. El director Constantin Costa-Gavras decidió adaptar la novela 'Los raíles de la muerte' de Sébastien Japrisot, que le había cautivado tras su publicación en 1962, y lanzarse a dirigir su primer largometraje, apuntando e insinuando un estilo que le acompañará durante toda su carrera, con ciertas insinuaciones de denuncia política, que explotó en todo su esplendor con fama y reconocimiento mundial como 'Z', 'La confesión', 'Estado de sitio', 'Desaparecido', 'Amén', 'El capital'…

Los Raíles del Crimen pone de manifiesto su versatilidad para abordar un magnífico filme policíaco, intachable en casi todos los sentidos: impecablemente realizado, entretenido, con buenas escenas de intriga y algunos detalles muy curiosos. 

La película oscila entre el tono ligero del inicio, virando al drama, con la excelente banda sonora de fondo y luego centrándose de manera ejemplar en subtramas diversas y dando protagonismo coral a muchos personajes, con la presencia de voces en off en muchos casos para realzar lo que esos personajes sienten y piensan.

Todas estas subtramas encajan a la perfección en el puzzle global de la historia criminal que, en definitiva, es el eje vertebrador de la película. Sin hacer un molesto “spoiler” para quien aún no la haya disfrutado, el tramo final adopta un tono mucho más vibrante con escenas de suspense y una espectacular persecución de coches (con moteros incluidos) excelentemente filmada. La película no tiene la profundidad de las posteriores obras más serias de Costa-Gavras, pero es un divertimento de primer nivel que nos hace pensar qué otras películas por el estilo nos podría haber ofrecido el cineasta de haber abordado otros films más lúdicos que reivindicativos en los años venideros.

Costa-Gavras firma el guión en su ópera prima y, como dato curioso, lo hace sin pedir la pertinente autorización al autor ni a su editorial.

'Los raíles del crimen' es una película que merece una revisión si ya la has visto o un descubrimiento si no la conoces. Bebe de la mejor tradición del 'polar' (o cine negro francés) que iría del final de la Segunda Guerra Mundial y hasta finales de los años 70, en la que nada es lo que parece. La película supuso el primer encuentro de Costa-Gavras con una prestigiosa lista de actores que le han acompañado a lo largo de muchas de sus películas: Ives Montand, Jacques Perrin, Jean-Louis Trintignant, Marcel Bozzuffi o Charles Denner.

Como tantas otras películas ambientadas en un tren, y con crímenes de por medio, la técnica de rodaje predomina a veces sobre la historia, pero la composición final es notable y sigue atrapando desde el primer minuto de metraje. El reparto, conseguido gracias al boca-oreja que se generó de manera casi casual, contribuyó a dotarla de una solidez inusual para ser la primera película de un director.